• en mujeres embarazadas y lactantes,
  • bajo estrés,
  • en los fumadores, las personas que abusan del alcohol,
  • cuando se usan píldoras anticonceptivas, tetraciclinas, barbitúricos, corticosteroides,
  • en los habitantes de las ciudades (debido a contaminantes y toxinas omnipresentes),
  • durante estados febriles, enfermedades infecciosas, enfermedad de úlcera péptica,
  • con ingesta regular de ácido acetilsalicílico u otros salicilatos,
  • en los ancianos, pacientes quirúrgicos, personas con lesiones tisulares,
  • en personas que llevan un estilo de vida muy intensivo.