- inmunidad reducida,
- aumento de la susceptibilidad a las infecciones,
- disminución del rendimiento físico,
- detrimento de la cicatrización de heridas,
- alteración de la formación de colágeno,
- sangrado gingival,
- deterioro de todos los demás procesos que requieran e impliquen vitamina C,
- escorbuto.
Además, las deficiencias a largo plazo de la vitamina C pueden intensificar la formación de cambios cancerígenos y ateroscleróticos, así como aumentar la presión arterial.
Las personas mayores, alcohólicos, fumadores y personas que están tomando ciertos medicamentos (p. ej. aspirina, sulfonamidas, barbitúricos) están en riesgo de deficiencias de vitamina C.